Ya en camino, por la ventana contemplaba el amanecer de un sutil y pálido sol, entre nubes mi cabeza solo pensaba en aquello, posterior a ello llama un amigo de la infancia, César solo enhebra una frase que despertó en demasía mi curiosidad y ansiedad: "¿Ya supiste lo que pasó?", pues, mi respuesta fue solo decir "aún no, pero, ¿que pasó?"... a lo que replica, "mejor será que llegues a casa y te dirán"; Colgando casi inmediatamente, consumiendo mis nervios.
Al llegar, mi viejo esperaba en la puerta de la casa, atina a abrazarme fuertemente, susurrando en mi oído: "Hijo, Marcela tuvo anoche un accidente y no resistió, con mucha pena debo comunicarte que ella falleció", automáticamente, mis ojos nadaron en lágrimas y en quejidos de dolor que solo salían espontáneamente, sentí mis piernas temblar, mil imágenes por segundo, su sonrisa, sus bromas con toque siniestro y negro, sus ojos grandes, expresivos, su pelo rizado y sus cejas perfectamente delineadas pasaban una y otra vez por mi cabeza.
Mi hermana, mi amiga de la infancia, la que mis papás adoraron por siempre, la regalona de Papá, la hija que siempre quiso y la que nunca se podrá reemplazar. Mi confidente, mi animosa y "Aperrada" partner de tantas juergas se había ido súbitamente, nada podrá llenar ese vacío.
Pocos comprenderán mi relación con ella, par de ogros, similares caracteres, impulsivos y explosivos. Mi querida ha partido de mi lado y de este mundo terrenal. Deja atrás a quien quizás más sonrisas le regaló, por lo cual mi gratitud también va para el. Su pareja y amigo, hizo lo que ni un otro hombre pudo hacer, le dio tranquilidad, estabilidad y sobre todo su corazón.
El fruto estaba maduro, una pizca de plenitud la completó y la hizo volar, lejos de su núcleo, de los que hoy la lloramos, muchas veces sin la compresión de los que nos circundan, mi familia, mi clan. Se fue quizás la más fuerte de los 5 que lo componemos.
En sueños y por terceros supe que aún sigues por acá, te haz dado cuenta al tercer día que ya no pertenecías a este mundo, pediste que ya no te llorara, que no dejaba con esto crecer tus alas, que las mojo y aún son muy pequeñitas para emprender el vuelo que te hará elevarte hasta el infinito, además, no fui capaz de despedirme de ti querida, viniste a mi para dar aviso de tu partida, solo recuerdo de ese sueño una sonrisa y una pieza de un blanco resplandeciente, pues, desearía decirte lo mucho que te amo prima mía me harás falta, hoy seremos una mesa con una pata coja.
Prometí no mojar tus alas para que puedan crecer y puedas volar, pero, me cuesta, sigo siendo humano y mi corazón a pesar de prometer ayudar secando mis ojos, me es difícil cumplir. Solo basta mañana cerrar el capítulo, cuando tus cenizas sean entregadas, creo que ahí fingiré estar del todo bien, cerrar las puertas de mi alma y esperar algún día reunirme contigo y con todos seres que amo, para por fin, reír hasta la eternidad... Adiós "Martelita"...
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