Vivir de apariencias que no son, desechar sentimientos, amores y amistades porque los calificas de cúaticos. ¿Difícil?, no lo creo... Siempre he admirado esa capacidad de cortar lazos sin aparente remordimiento, sin contar que son inmunes a las lágrimas.
Saber separar las situaciones y sentimientos es algo loable, casi idolatrable, pues, yo no puedo... A pesar de tener esa capacidad de desterrar, maltratar muchas veces, escapar y bloquear, me es imposible no sentir... Quizás no soy un ser tan mecanizado como quisiera muchas veces.
No puedo desechar, no puedo olvidar y me cuesta perdonar... De hecho me he dado cuenta que no he perdonado realmente, sino que he bloqueado y olvidado, cosa difícil ¿No?. Tal vez, soy un personaje en extinción, sacado fuera de la norma, un tipo que basa su mundo un tanto "Psicótico", no tan apegado a la realidad, pues, prefiero los sueños ante una realidad frenética, perra y bastarda como lo es en estos tiempos.
Mi realidad es diferente a la tuya, incomprensible, desenfocada y hasta olvidada... Creo que no vine a este mundo a complacer a nadie, como tampoco a perdonar o rectificar a nadie. Solo, vine a aprender de mi propio error, a sentirme enmendado, a no deber nada a nadie, a dejar los karmas atrás que por mucho me han torturado.
Miro ahora por la ventana, un cigarro acompaña la brisa veraniega, un disco de P.O.D suena y el coro reza: "Te lo dije, Adiós por ahora... Creo que lo más difícil de aferrarse es dejar ir...". Coincidentemente es lo que creo que es, las personas están siendo tan siúticas y arrogantes, sin mirar hacía atrás, sin tener respeto por si mismas, egoístamente solo piensan en el propio beneficio, nada lo llevan a un plano comunitario, la fórmula de estar bien tú y yo ya no corre.
Decepcionante es escuchar tu discurso lleno de rectitud y a la primera flaqueza das a entender todo lo contrario, quizás, antiguamente diría: "Asco", "Vomitivo", "Mentiroso", o algún calificativo despectivo, pero, no es yo, sino tú... He aprendido a reformarme, a ser mejor, no puedo pedirle al olmo peras, no soy quién para decirte si está bien o mal, como dije, no vengo a salvar a nadie, si a poner hombro, oreja y brindar cariño a quienes lo puedan necesitar, pero, gratuidad ya no me queda.
Sueles decir quien no eres, es mentirte a ti mismo, es decepcionar a quienes te creen, es fallarte a ti mismo, es no tener congruencia, es alimentar a la arrogancia, que de por si te dará la espalda... Sueles ser quien no eres... Suelo ser quién soy, lleno de defectos y virtudes, pero, tengo el derecho a mirar a los ojos, sin nada que temer.
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