Todo está en silencio, calmo, la casa ausente, solo yo, sentado en la cama, un cenicero, un tabaco, un vino "Merlot" a medio tomar y pensante frente al notebook, escucho "Electricity" de Anathema. Hace frío, me duele un poco la espalda y el pecho. Recuerdo lo de anoche, fui al cumpleaños de Juan Pablo, cumplió 37 años, lleno de historias y excesos, pero, la vida cambia y en unos meses será padre, por lo cual sus prioridades han cambiado en lo absoluto.
Conocí a Ximena, amiga de Marcela, mi prima por lo demás, en un momento todo fluyó, nada de lo que piensan sucedió, nada de besos apasionados, nada de "enganches", nada de noches alocadas, matadas al amanecer enredado entre las sábanas. Nada de eso sucedió, solo hablamos, de la vida, de como nos ajustamos a lo que tenemos, a lo que amamos y deseamos.
Para variar me dijo:"Quierete un poco más", no explicaré porque me repitió esa frase ya antes dicha por varias personas que conozco. Hablamos de sus hijos, de su esposo, de hecho Marco, diseñador Gráfico, empresario y que Ximena apoya en la misma labor.
Una vez más la vida me pone personas que entregan más que una noche de borrachera y excesos, que te hacen ver lo que muchas veces dejas pasar sin siquiera darte cuenta que están ahí, esperando ser descubiertas.
Le doy vuelta una y otra vez, no puedo estar tan equivocado, no puedo ser tan débil, no lo debo ser... Pienso y pienso, el cigarrillo que mantengo en mi mano se consume lentamente, mientras agarro la copa de vino, el dolor de pecho persiste, mi espalda clava, pero no me preocupa, sigo sentado sobre la cama en pijama. Observo hacía el pasillo y el silencio se hace notar, la soledad, de que tanto hablé anoche, se presenta hoy, me hace meditar, me hace pensar en ese "Quierete un poco más".
No puedo correr como los demás lo hacen, eso lo noté anoche, idas al baño, mandíbulas apretadas, ojos desorbitados, frenesí, ofrecimientos para quedar en la misma frecuencia; Pude hacerlo, nadie me juzgaría, nadie me detendría, era cosa de enrollar un billete y encontrarme con Dios, pero no, mi conciencia era mayor, quizás estoy fuera de lo que fue alguna vez mi mundo, pues, ahora pertenezco a la minoría que a todos asusta.
Soy representante de los que la condena nos arrastra hace años, a esos que sueles llamar "Pobrecito", al grupo de los patéticos, de los miedosos e inseguros, soy uno más de la lista que aguarda desaparecer en un mediano plazo. No le pido mucho a la vida, no tengo derecho a hacerlo, soy feliz a mi manera, de los que mantienen y persisten en la melancolía, a los que su camino les llama a estar solos, aunque no lo quieras. Mi vida es gris y plana, aún así, prefiero mantener la fachada de alegre y duro.
Es así, me quiero, pero, no se si un poco más, servirá para no terminar luego con lo que se me ha encomendado, pues, mi capacidad ha perdido las ganas.
Conocí a Ximena, amiga de Marcela, mi prima por lo demás, en un momento todo fluyó, nada de lo que piensan sucedió, nada de besos apasionados, nada de "enganches", nada de noches alocadas, matadas al amanecer enredado entre las sábanas. Nada de eso sucedió, solo hablamos, de la vida, de como nos ajustamos a lo que tenemos, a lo que amamos y deseamos.
Para variar me dijo:"Quierete un poco más", no explicaré porque me repitió esa frase ya antes dicha por varias personas que conozco. Hablamos de sus hijos, de su esposo, de hecho Marco, diseñador Gráfico, empresario y que Ximena apoya en la misma labor.
Una vez más la vida me pone personas que entregan más que una noche de borrachera y excesos, que te hacen ver lo que muchas veces dejas pasar sin siquiera darte cuenta que están ahí, esperando ser descubiertas.
Le doy vuelta una y otra vez, no puedo estar tan equivocado, no puedo ser tan débil, no lo debo ser... Pienso y pienso, el cigarrillo que mantengo en mi mano se consume lentamente, mientras agarro la copa de vino, el dolor de pecho persiste, mi espalda clava, pero no me preocupa, sigo sentado sobre la cama en pijama. Observo hacía el pasillo y el silencio se hace notar, la soledad, de que tanto hablé anoche, se presenta hoy, me hace meditar, me hace pensar en ese "Quierete un poco más".
No puedo correr como los demás lo hacen, eso lo noté anoche, idas al baño, mandíbulas apretadas, ojos desorbitados, frenesí, ofrecimientos para quedar en la misma frecuencia; Pude hacerlo, nadie me juzgaría, nadie me detendría, era cosa de enrollar un billete y encontrarme con Dios, pero no, mi conciencia era mayor, quizás estoy fuera de lo que fue alguna vez mi mundo, pues, ahora pertenezco a la minoría que a todos asusta.
Soy representante de los que la condena nos arrastra hace años, a esos que sueles llamar "Pobrecito", al grupo de los patéticos, de los miedosos e inseguros, soy uno más de la lista que aguarda desaparecer en un mediano plazo. No le pido mucho a la vida, no tengo derecho a hacerlo, soy feliz a mi manera, de los que mantienen y persisten en la melancolía, a los que su camino les llama a estar solos, aunque no lo quieras. Mi vida es gris y plana, aún así, prefiero mantener la fachada de alegre y duro.
Es así, me quiero, pero, no se si un poco más, servirá para no terminar luego con lo que se me ha encomendado, pues, mi capacidad ha perdido las ganas.
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