martes, 2 de agosto de 2011

Querida Alejandra

Ha pasado muchos años desde que el destino nos unió, muchas cosas nos sincronizó, el amor creció y no supe comprender muchas cosas en su momento. Pues como en el post anterior también mereces que te de tribuna. Variadas situaciones pudieron alejarnos, pudrirnos y odiarnos, pero, creo que es hora de que también pida tu perdón.

He vuelto al principio, a la raíz, sé que mucho dolor te causé, decepción, no hubo tiempo de despedidas y mi alma se intoxicó con una amargura profunda. De eso ya un par de años, he pensando mucho en ti, de como sería poder mantener una amistad dejando atrás todos los resquemores que tanto nos dañaron en su momento.

La vida me ha cambiado una vez más, me he dado cuenta que tropezaba siempre con la misma roca, pero, como ser humano que soy, una y otra vez ciegamente topaba con ella. Hoy, cuando la brisa del mar me golpeaba, analicé que ya basta de tener amargos recuerdos, prefiero fielmente recodar lo positivo que fue, lo beneficioso, maravilloso y agradable que me entregaste sin pedir nada a cambio.

Pues ahora me doy cuenta que exigí, no entregando lo necesario para que las cosas mejoraran en cierto punto. Mi orgullo fue una muralla infranqueable y aprovecho la instancia de pedirte que me perdones por todo lo mal que generé en tu alma. Ojalá en un futuro mantener una amistad, sin dolor, sin penas y que volvamos a reír ambos. Anhelo que seamos amigos una vez más, unir los lazos y crecer cada quien con la vida que uno optó.

Miro por el espejo retrovisor y debo ser real al decir que fuiste parte importante, que ya no quiero más separaciones burdas, cuales generaron daños atroces, de envenenamiento por parte mía. Te mando un abrazo fraterno a la distancia y si lees esto por favor no tengas miedo o dudas de contactarme, pues, las cosas han cambiado y espero que esta vez sea para mejor.

No hay comentarios.: