domingo, 31 de julio de 2011

Agobio


Caminé por Pirque hoy por la tarde, hacía frío, bajé al río Maipo en una desembocadura lateral en San Juan de Pirque, me senté en una roca lisa y alta. Corría viento si que puse mi capucha, prendí un cigarro y saqué una lata de cerveza.

Estuve muchas horas mirando el agua pasar, mientras en mi reproductor de música escuchaba a Ben Harper con Morning Yearning, la ceniza se hacía extensa a pesar del fuerte viento que se encajonaba a mi espalda. Lágrimas corrían con amargura y pesar por mis mejillas, sentía que se enrojecían, mis ojos vidriosos me molestaban y la idea de lo que pasó en la madrugada del sábado me volvía una y otra vez.

Respiré profundo y creo que fue peor por la sencilla razón que sollocé con fuerza... limpié mi cara con el puño del polerón y no podía dejar de recriminarme. Sé que los seres humanos cometemos errores que a veces nos deja en el fondo del barril, pues, hoy y en este instante en ese lugar estoy.

La tarde avanzaba y el celular no dejaba de sonar, era mi prima, quién se preocupó cuando le había contado lo que pasó esa fatídica madrugada... Ella, me daba a entender que es comprensible mi remordimiento, que más allá de lograr el perdón, estoy pagando el precio del arrepentimiento, que a ella le pasó y pudo perdonar, pero, que te marca el hecho de perder el control y que va pasar mucho tiempo, para que te puedas recuperar de la estupidez más común que comete un hombre cuando cae en desesperación e ira.

También mencionó que mi evasión pasándola con alcohol y cigarros no me ayudaría en nada, que solo haría repetir la escena una y otra vez hasta llegar al borde del desquicio, que llamar insistentemente o derechamente bombardear solo agravaría la situación... Que necesitas el perdón de ella y el propio, aunque duela, deberás sobre llevarlo y verás que con el trascurso del tiempo se podrá dialogar y posiblemente volverás a llorar ese día cuando seas disculpado, si la vida te da la oportunidad necesaria, depende del nivel de cariño de ambos y de cuanto se quiera realmente.

Creo de mucho hablar sentado en esa roca húmeda, sentí que me congelaba, mis piernas no reaccionaban y casi balbuceaba, mi prima, con paciencia me preguntó donde estaba y solo respondí: "Donde mismo cuando eramos pendejos". Su respuesta fue: "Llego en 20 minutos" y colgó.

Subí por la ladera al puente y luego salí al camino, los vehículos pasaban rumbo a sus casas, caía garúa y había algo de niebla, los árboles se serpenteaban, generaban un ruido característico, como el vuelo de moscas, el olor a eucaliptos inundaba el lugar. Caminé a paso lento por la caletera de maicillo, cuando diviso a la medianía en una ladera, a una mujer que portaba un chaquetón negro y bototos. Era ella, que veía con cara de preocupación, a lo que grita, "¡Eres un aweonao!, pero, sé que no eres un mal cabro", si que cuenta que pasó.

Un cigarro tras otro, una lágrima tras otra, un arrepentimiento tras otro. La cabeza de mi prima solo acentía o rechazaba mientras nos apoyabamos en el barandal del puente. Un abrazo terminó por hundirme, mientras ella decía." Llora lo que tengas que llorar, ese es el comienzo para que puedas sanar, sino lo haces posiblemente no mejorarás, ya que debes externalizar tus sentimientos, deja de decir que eres un cobarde o que vales callampa, eso no ayuda, solo te hiere más, deja de huir Ricardo, la vida a veces te pega donde más te duele y este fin de semana te volvió a enseñar algo que jamás olvidarás y conociéndote como te conozco no volverás a repetir. No te sientas mal, eres solo un weón como cualquier otro, fallas y fallarás, de eso trata vivir. Ella comprenderá con el transcurso de los días y tomará su decisión, para ella no debe ser fácil esto, también debe estar afectada, también debe sentirse podrida y como hombre debes aceptar lo que ella quiera hacer". "Yo pude perdonar, y no es por justificar, pero, fue grave, lo tuyo es juiciable, condenable, pero, conversable... Es complicado, si tuviera las respuestas o si la conociera mejor podría decir algo más, pero, no es el caso. Verás que con calma las cosas deben tomar el curso que se debe, te vuelvo a decir, si hay un tremendo cariño como yo lo veo mirándote ahora, esto pasará y terminará de buena forma, sino, pues una lástima, porque a pesar de todo le tengo mucho cariño a ella".

La noche cayó, nos amparamos en un viejo paradero de buses y nos devolvimos a casa, con la vista un poco nublada, pensativo, un tanto cautivo de la angustia que todo esto me generó y que está generando... Solo sé que debo guardar ahora silencio, debo focalizarme en los días que no estaré, en tratar que esto pase y aceptar lo que se pueda decir, sin dejar de tener esperanza que las cosas puedan mejorar.


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